John J.Mearsheimer
Ver también del mismo autor
El Lobby Israelí y la Política Exterior Estadounidense
Por qué Occidente tiene la culpa por la crisis de Ucrania
(Traducción: Denes Martos)
“Una nación que
establece demasiada
diferencia entre sus sabios y sus guerreros
termina depositando su pensamiento
en los cobardes y sus guerras en los dementes.”
Tucídides
Zelensky y Kamala Harris en la Conferencia de Seguridad de Munich 2023
La respuesta a esta
pregunta es enormemente importante porque la guerra ha sido un desastre por una
variedad de razones, la más importante de las cuales es que Ucrania ha sido efectivamente
destruida. Ha perdido una cantidad sustancial de su territorio y es probable que
pierda más, su economía está hecha jirones, un gran número de ucranianos están desplazados
internamente o han huido del país, y ha sufrido cientos de miles de víctimas. Por
supuesto, Rusia también ha pagado un precio de sangre significativo. A nivel estratégico,
las relaciones entre Rusia y Europa, por no hablar de Rusia y Ucrania, se han envenenado
en el futuro previsible, lo que significa que la amenaza de una gran guerra en Europa
estará con nosotros mucho después de que la guerra de Ucrania se convierta en un
conflicto congelado. Quién es el responsable de este desastre es una pregunta que
no desaparecerá en el corto plazo y, además, es probable que se vuelva más prominente
a medida que la magnitud del desastre se haga más evidente para más personas.
La interpretación convencional en Occidente es que Vladimir
Putin es el responsable por causar la guerra de Ucrania. La invasión habría tenido
como objetivo conquistar toda Ucrania y hacerla parte de una gran Rusia, según
el argumento. Una vez logrado ese objetivo, los rusos se moverían para crear un
imperio en Europa del Este, al igual que lo hizo la Unión Soviética después de
la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, Putin sería, en última instancia, una
amenaza para Occidente y debería ser tratado con severidad. En resumen, Putin sería
un imperialista con un plan maestro que encajaría perfectamente en una rica
tradición rusa.
El argumento alternativo, con el que me identifico, y que es
claramente la opinión minoritaria en Occidente, es que Estados Unidos y sus
aliados provocaron la guerra. Esto no quiere decir, por supuesto, que Rusia no invadió
Ucrania y desató la guerra. Pero la causa principal del conflicto es la
decisión de la OTAN de incorporar a Ucrania a una alianza, a la que
prácticamente todos los líderes rusos ven como una amenaza existencial que debe
ser eliminada. La expansión de la OTAN, sin embargo, es parte de una estrategia
más amplia que está diseñada para convertir a Ucrania en un baluarte occidental
en la frontera con Rusia. La incorporación de Kiev a la Unión Europea (UE) y la
promoción de una revolución de color en Ucrania, convirtiéndola en una
democracia liberal prooccidental, son los otros dos pilares de la política. Los
líderes rusos temen los tres aspectos, pero lo que más temen es la expansión de
la OTAN. Para hacer frente a esta amenaza, Rusia lanzó una guerra preventiva el
24 de febrero de 2022.
El debate sobre quién causó la guerra de Ucrania se calentó
recientemente cuando dos destacados líderes occidentales, el expresidente
Donald Trump y el destacado diputado británico Nigel Farage, argumentaron que
la expansión de la OTAN fue la fuerza impulsora detrás del conflicto. Como era
de esperar, sus comentarios fueron recibidos con un feroz contraataque por
parte de los defensores de la interpretación convencional. También vale la pena
señalar que el secretario general saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo
dos veces durante el año pasado que "el presidente Putin comenzó esta
guerra porque quería cerrar la puerta de la OTAN y negar a Ucrania el derecho a
elegir su propio camino". Casi nadie en Occidente cuestionó esta notable
admisión por parte de la cabeza de la OTAN y Stoltenberg no se retractó.
Mi objetivo aquí es ofrecer una aproximación exponiendo los
puntos clave que respaldan la opinión que Putin invadió Ucrania no porque fuera
un imperialista empeñado en hacer de Ucrania parte de una gran Rusia, sino
principalmente debido a la expansión de la OTAN y los esfuerzos de Occidente
para hacer de Ucrania un bastión occidental en la frontera de Rusia.
…………………………
Permítanme comenzar con las SIETE RAZONES PRINCIPALES para
rechazar la interpretación convencional.
En PRIMER lugar, simplemente no hay pruebas anteriores al 24
de febrero de 2022 de que Putin quisiera conquistar Ucrania e incorporarla a
Rusia. Los defensores de la interpretación convencional no pueden señalar nada
de lo que Putin escribió o dijo que indique que estaba empeñado en conquistar
Ucrania.
Cuando se los cuestiona sobre este punto, los proveedores de
la interpretación convencional proporcionan pruebas que tienen poca o ninguna
relación con los motivos de Putin para invadir Ucrania. Por ejemplo, algunos
enfatizan que dijo que Ucrania es un "estado artificial" y no
un "estado real". Tales comentarios opacos, sin embargo, no
dicen nada sobre la razón por la que fue a la guerra. Lo mismo ocurre con la
declaración que Putin ve a rusos y ucranianos como "un solo pueblo"
con una historia común. Otros señalan que llamó al colapso de la Unión
Soviética "la mayor catástrofe geopolítica del siglo". Pero
Putin también dijo: "Quien no eche de menos a la Unión Soviética no
tiene corazón. Quien la quiera de vuelta no tiene cerebro". Sin
embargo, otros señalan un discurso en el que declaró que "la Ucrania
moderna fue creada enteramente por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia
comunista bolchevique". Pero eso no constituye una prueba de que
estuviera interesado en conquistar Ucrania. Además, dijo en ese mismo discurso:
"Por supuesto, no podemos cambiar los acontecimientos pasados, pero al
menos debemos admitirlos abierta y honestamente".
Para argumentar que Putin estaba empeñado en conquistar toda
Ucrania e incorporarla a Rusia, es necesario proporcionar evidencia de que 1)
pensaba que era un objetivo deseable, 2) pensaba que era un objetivo factible y
3) tenía la intención de perseguir ese objetivo. No hay pruebas en el registro
público de que Putin estuviera analizando eso, y mucho menos con la intención
de poner fin a Ucrania como Estado independiente y convertirla en parte de la
gran Rusia cuando envió sus tropas a Ucrania el 24 de febrero de 2022.
De hecho, hay pruebas significativas de que Putin reconoció
a Ucrania como un país independiente. En su conocido artículo del 12 de julio
de 2021 sobre las relaciones ruso-ucranianas, que los defensores de la
interpretación convencional a menudo señalan como evidencia de sus ambiciones
imperiales, le dice al pueblo ucraniano: "Ustedes quieren establecer un
Estado propio: ¡sean bienvenidos!" Con respecto a cómo Rusia debería
tratar a Ucrania, escribe: "Solo hay una respuesta: con respeto".
Concluye ese extenso artículo con las siguientes palabras: "Y lo que
será de Ucrania, depende de la decisión de sus ciudadanos". Estas
declaraciones están directamente en contradicción con la afirmación de que
Putin quería incorporar a Ucrania dentro de una gran Rusia.
En ese mismo artículo del 12 de julio de 2021 y de nuevo en
un importante discurso que pronunció el 21 de febrero de 2022, Putin subrayó
que Rusia acepta "la nueva realidad geopolítica que tomó forma tras la
disolución de la URSS". Reiteró ese mismo punto por tercera vez el 24
de febrero de 2022, cuando anunció que Rusia invadiría Ucrania. En particular,
declaró que "no es nuestro plan ocupar el territorio ucraniano"
y dejó claro que respetaba la soberanía ucraniana, aunque solo hasta cierto
punto: "Rusia no puede sentirse segura, desarrollarse y existir
mientras enfrenta una amenaza permanente desde el territorio de la Ucrania
actual". En esencia, Putin no estaba interesado en hacer de Ucrania
una parte de Rusia; estaba interesado en asegurarse de que Ucrania no se
convirtiera en un "trampolín" para la agresión occidental contra
Rusia.
En SEGUNDO lugar, no hay pruebas de que Putin estuviera
preparando un gobierno títere para Ucrania, cultivando líderes prorrusos en
Kiev, o siguiendo cualquier medida política que permitiera ocupar todo el país
y, finalmente, integrarlo a Rusia.
Esto contradice la afirmación de que Putin estaba interesado
en borrar a Ucrania del mapa.
En TERCER lugar, Putin no tenía ni de lejos suficientes
tropas para conquistar Ucrania.
Comencemos con los números generales. Durante mucho tiempo se
ha estimado que los rusos invadieron Ucrania con un máximo de 190.000 soldados.
El general Oleksandr Syrskyi, actual comandante en jefe de las fuerzas armadas
de Ucrania, dijo recientemente en una entrevista con The Guardian ([1])
que la fuerza de invasión rusa tenía solo 100.000 efectivos. De hecho, The
Guardian usó ese mismo número antes de que comenzara la guerra. No hay
forma de que una fuerza de 100.000 o 190.000 soldados pueda conquistar, ocupar
y absorber toda Ucrania integrándola a una gran Rusia.
Hay que tener en cuenta que cuando Alemania invadió la mitad
occidental de Polonia en septiembre de 1939, la Wehrmacht contaba con unos 1,5
millones de hombres. Ucrania es geográficamente más de 3 veces más grande de lo
que era la mitad occidental de Polonia en 1939 y Ucrania en 2022 tenía casi el
doble de habitantes que Polonia cuando la invadió Alemania. Si aceptamos la
estimación del general Syrskyi de que 100.000 soldados rusos invadieron Ucrania
en 2022, eso significa que Rusia tenía una fuerza de invasión que era 1/15 del
tamaño de la fuerza alemana que entró en Polonia. Y ese pequeño ejército ruso
estaba invadiendo un país que era mucho más grande que Polonia en términos de
tamaño territorial y población.
Dejando a un lado los números, está la cuestión de la
calidad del ejército ruso. Para empezar, era una fuerza militar diseñada en
gran medida para defender a Rusia de la invasión. No se trataba de un ejército
preparado para lanzar una gran ofensiva que acabaría conquistando toda Ucrania,
y mucho menos amenazando al resto de Europa. Además, la calidad de las fuerzas
combatientes dejaba mucho que desear, ya que los rusos no esperaban una guerra
cuando la crisis comenzó a calentarse en la primavera de 2021. Por lo tanto,
tuvieron poco tiempo para entrenar a una fuerza de invasión capacitada. Tanto
en términos de calidad como de cantidad, la fuerza de invasión rusa no estaba
ni cerca de ser el equivalente de la Wehrmacht a finales de la década de 1930 y
principios de la de 1940.
Se podría argumentar que los líderes rusos pensaban que el
ejército ucraniano era tan pequeño y estaba tan superado en armamento que su
ejército podría derrotar fácilmente a las fuerzas ucranianas y conquistar todo
el país. De hecho, Putin y sus lugartenientes eran muy conscientes de que
Estados Unidos y sus aliados europeos habían estado armando y entrenando al
ejército ucraniano desde que estalló la crisis el 22 de febrero de 2014. El
gran temor de Moscú era que Ucrania se convirtiera en un miembro de facto de la
OTAN. Además, los líderes rusos observaron que el ejército ucraniano, que era
más grande que su fuerza de invasión, luchó eficazmente en Donbass entre 2014 y
2022. Seguramente entendieron que el ejército ucraniano no era un tigre de papel
al que se pudiera derrotar rápida y decisivamente, sobre todo porque contaba
con un poderoso respaldo de Occidente.
Finalmente, a lo largo de 2022, los rusos se vieron
obligados a retirar su ejército de la región de Járkov y de la parte occidental
de la región de Jersón. En efecto, Moscú entregó el territorio que su ejército
había conquistado en los primeros días de la guerra. No hay duda de que la
presión del ejército ucraniano jugó un papel importante para forzar la retirada
rusa. Pero lo más importante es que Putin y sus generales se dieron cuenta de
que no tenían fuerzas suficientes para mantener todo el territorio que su
ejército había conquistado en Járkov y Jersón. Entonces, se replegaron y
crearon posiciones defensivas más manejables. Este no es el comportamiento que
uno esperaría de un ejército que fue construido y entrenado para conquistar y
ocupar toda Ucrania. Por supuesto, no fue diseñado para ese propósito y, por eso,
no pudo lograr esa tarea hercúlea.
En CUARTO lugar, en los meses previos al inicio de la
guerra, Putin trató de encontrar una solución diplomática a la crisis que se
estaba gestando.
El 17 de diciembre de 2021, Putin envió una carta tanto al
presidente Joe Biden como al jefe de la OTAN, Stoltenberg, en la que proponía
una solución a la crisis basada en una garantía escrita sobre que: 1) Ucrania
no se uniría a la OTAN, 2) no se estacionarían armas ofensivas cerca de las
fronteras de Rusia, y 3) las tropas y equipos de la OTAN trasladados a Europa
del Este desde 1997 se trasladarían de vuelta a Europa Occidental.
Independientemente de lo que uno piense de la viabilidad de llegar a un acuerdo
basado en las demandas iniciales de Putin, sobre las que Estados Unidos se negó
a negociar, la propuesta muestra que Putin estaba tratando de evitar la guerra.
En QUINTO lugar, inmediatamente después de que comenzara la
guerra, Rusia se acercó a Ucrania para iniciar negociaciones para poner fin a
la guerra y elaborar un modus vivendi entre los dos países.
Las negociaciones entre Kiev y Moscú comenzaron en Bielorrusia
solo cuatro días después de que las tropas rusas entraran en Ucrania. Esa pista
de Bielorrusia finalmente fue reemplazada por una pista israelí y otra de
Estambul. Todas las evidencias disponibles indican que Rusia estaba negociando
en serio y no estaba interesada en absorber territorio ucraniano, salvo Crimea,
que se había anexionado en 2014, y posiblemente el Donbass. Las negociaciones
terminaron cuando los ucranianos, con la insistencia de Gran Bretaña y Estados
Unidos, se retiraron de las negociaciones, que estaban progresando a buen ritmo
cuando terminaron.
Además, Putin informa de que, cuando las negociaciones se
estaban llevando a cabo y avanzaban, se le pidió que retirara las tropas rusas
de la zona alrededor de Kiev como gesto de buena voluntad, lo que hizo el 29 de
marzo de 2022. Ningún gobierno de Occidente ni ningún responsable político ha
cuestionado la afirmación de Putin, que contradice directamente la afirmación
de que estaba empeñado en conquistar toda Ucrania.
En SEXTO lugar, dejando a un lado a Ucrania, no hay ni pizca
de evidencia de que Putin estuviera contemplando conquistar otros países de
Europa del Este.
Además, el ejército ruso ni siquiera es lo suficientemente
grande como para invadir toda Ucrania, y mucho menos para intentar conquistar
los estados bálticos, Polonia y Rumania. Además, todos esos países son miembros
de la OTAN, lo que casi con certeza significaría una guerra con Estados Unidos
y sus aliados.
Por último, en SÉPTIMO lugar, casi nadie en Occidente
argumentó que Putin tenía ambiciones imperiales desde el momento en que tomó
las riendas del poder en 2000 hasta que comenzó la crisis de Ucrania el 22 de
febrero de 2014. En ese momento, de repente se convirtió en un agresor
imperial. ¿Por qué? Porque los líderes occidentales necesitaban una razón para
culparlo de causar la crisis.
Probablemente la mejor prueba de que Putin no fue visto como
una amenaza seria durante sus primeros catorce años en el cargo es que fue
invitado a la cumbre de la OTAN de abril de 2008 en Bucarest, que es donde la
alianza anunció que Ucrania y Georgia eventualmente se convertirían en
miembros. Putin, por supuesto, se enfureció por esa decisión y dio a conocer su
ira. Pero su oposición a ese anuncio apenas tuvo efecto en Washington porque se
consideró que el ejército ruso era demasiado débil para detener una mayor
expansión de la OTAN, al igual que había sido demasiado débil para detener las
olas de expansión de 1999 y 2004. Occidente pensó que, una vez más, podría hacerle
tragar a Rusia otra expansión de la OTAN.
En relación con esto, la ampliación de la OTAN antes del 22
de febrero de 2014 no tenía como objetivo contener a Rusia. Dado el triste
estado del poderío militar ruso, Moscú no estaba en condiciones de conquistar
Ucrania, y mucho menos de seguir políticas revanchistas en Europa del Este. Es
revelador que el exembajador de Estados Unidos en Moscú Michael McFaul, que es
un acérrimo defensor de Ucrania y un crítico mordaz de Putin, señala que la
anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 no estaba planeada antes de que
estallara la crisis; fue un movimiento impulsivo en respuesta al golpe de
Estado que derrocó al líder prorruso de Ucrania. En resumen, la expansión de la
OTAN no tenía la intención de contener una amenaza rusa, porque Occidente no
creía que existiera.
No fue hasta que estalló la crisis de Ucrania en febrero de
2014 que Estados Unidos y sus aliados empezaron a describir a Putin como un
líder peligroso con ambiciones imperiales y a Rusia como una seria amenaza
militar que la OTAN tenía que contener. Este cambio abrupto en la retórica fue
diseñado para servir a un propósito esencial: permitir que Occidente culpe a
Putin por la crisis y absuelva a Occidente de su responsabilidad. Como era de
esperar, esa representación de Putin ganó mucha más fuerza después de que Rusia
invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022.
Hay un giro en la interpretación convencional que vale la
pena mencionar. Algunos argumentan que la decisión de Moscú de invadir Ucrania
tiene poco que ver con el propio Putin y, en cambio, es parte de una tradición
expansionista que es muy anterior a Putin y está profundamente conectada con la
sociedad rusa. Esta inclinación por la agresión, que se dice que está impulsada
por fuerzas internas, no por el entorno de amenazas externas de Rusia, ha
llevado a prácticamente todos los líderes rusos a lo largo del tiempo a
comportarse violentamente con sus vecinos. No se puede negar que Putin está a
cargo de esta historia o que llevó a Rusia a la guerra, pero se dice que tiene
poca influencia en esto. El argumento es que casi cualquier otro líder ruso
habría actuado de la misma manera.
Hay dos problemas con este argumento. Para empezar, no es
falsable, ya que nunca se señala ese rasgo de larga data en la sociedad rusa
que produce este impulso agresivo. Se dice que los rusos siempre han sido
agresivos y siempre lo serán, sin importar quién esté a cargo. Es casi como si
estuviera en su ADN. Esta misma afirmación se hizo una vez implicando a los
alemanes, que a menudo fueron retratados durante el siglo XX como agresores
congénitos. Argumentos de este tipo no se toman en serio en el mundo académico
por una muy buena razón.
Además, casi nadie en Estados Unidos o Europa Occidental
caracterizó a Rusia como innatamente agresiva entre 1991 y 2014, cuando estalló
la crisis de Ucrania. Fuera de Polonia y los estados bálticos, el miedo a la
agresión rusa no fue una preocupación expresada con frecuencia durante esos
veinticuatro años, lo que cabría esperar si los rusos estaban programados para
la agresión. Parece claro que la repentina aparición de esta línea argumental
fue una excusa conveniente para culpar a Rusia de causar la guerra de Ucrania.
………………………………….
Permítanme cambiar de marcha y exponer las TRES RAZONES
PRINCIPALES para pensar que la expansión de la OTAN fue la causa principal de
la guerra de Ucrania.
PRIMERO: los líderes rusos dijeron en general y en repetidas
ocasiones antes de que comenzara la guerra, que consideraban la expansión de la
OTAN en Ucrania como una amenaza existencial que debía eliminarse.
Putin hizo numerosas declaraciones públicas exponiendo esta
línea argumental antes del 24 de febrero de 2022. En declaraciones a la Junta
del Ministerio de Defensa el 21 de diciembre de 2021, declaró:
"lo que están haciendo, intentando, o planeando hacer en Ucrania, no está sucediendo a miles de kilómetros de nuestra frontera nacional. Está junto a la puerta de nuestra casa. Deben entender que simplemente no tenemos ningún lugar más a donde retirarnos. ¿De verdad creen que no vemos estas amenazas? ¿O creen que nos quedaremos de brazos cruzados viendo surgir las amenazas a Rusia?".
Dos meses después, en una conferencia de prensa el 22 de
febrero de 2022, pocos días antes de que comenzara la guerra, Putin dijo:
"Nos oponemos categóricamente a que Ucrania se una a la OTAN porque representa una amenaza para nosotros, y tenemos argumentos para apoyarlo. He hablado de ello en repetidas ocasiones en esta sala".
Luego dejó en claro que reconocía que Ucrania se estaba
convirtiendo en un miembro de facto de la OTAN. Estados Unidos y sus aliados,
dijo, "continúan llenando a las actuales autoridades de Kiev de armas del
tipo moderno". Continuó diciendo que si esto no se detenía, Moscú
"se quedaría con una «anti-Rusia» armada hasta los dientes ante su
puerta. Esto es
totalmente inaceptable".
Otros líderes rusos – incluidos el ministro de Defensa, el
ministro de Relaciones Exteriores, el viceministro de Relaciones Exteriores y
el embajador ruso en Washington – también destacaron la importancia de la
expansión de la OTAN en causar la crisis de Ucrania. El ministro de Asuntos
Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, lo expresó sucintamente en una rueda de
prensa el 14 de enero de 2022: "La clave de todo es la garantía de que
la OTAN no se expandirá hacia el este".
A menudo se escucha el argumento de que los temores rusos
eran infundados porque no había ninguna posibilidad de que Ucrania se uniera a
la alianza en un futuro previsible, si es que alguna vez lo hacía. De hecho, se
dice que Estados Unidos y sus aliados europeos prestaron poca atención a la
incorporación de Ucrania a la OTAN antes de la guerra. Pero incluso si Ucrania
se uniera a la alianza, eso no sería una amenaza existencial para Rusia porque
la OTAN es una alianza defensiva. Por lo tanto, se decía que la expansión de la
OTAN no pudo haber sido una causa de la crisis original, que estalló en febrero
de 2014, ni de la guerra que comenzó en febrero de 2022.
Esta línea de argumentación es falsa. De hecho, la respuesta
occidental a los acontecimientos de 2014 fue redoblar la estrategia existente y
acercar aún más a Ucrania a la OTAN. La alianza comenzó a entrenar al ejército
ucraniano en 2014, con un promedio de 10.000 soldados entrenados anualmente
durante los próximos ocho años. En diciembre de 2017, la administración Trump
decidió proporcionar a Kiev "armas defensivas". Otros países de la
OTAN pronto entraron en acción, enviando aún más armas a Ucrania. Además, el
ejército, la armada y la fuerza aérea de Ucrania comenzaron a participar en
ejercicios militares conjuntos con las fuerzas de la OTAN. El esfuerzo de
Occidente por armar y entrenar al ejército ucraniano explica en buena parte por
qué le fue tan bien contra el ejército ruso en el primer año de la guerra. Como
decía un titular de The Wall Street Journal de abril de 2022: "El
secreto del éxito militar de Ucrania: años de entrenamiento de la OTAN".
Dejando a un lado los esfuerzos en curso de la alianza para
hacer del ejército ucraniano una fuerza de combate más formidable y que pudiera
operar junto a las tropas de la OTAN, hubo un renovado entusiasmo en Occidente
durante 2021 por incorporar Ucrania a la OTAN. Al mismo tiempo, el presidente
Zelensky, que nunca había mostrado mucho entusiasmo por incorporar Ucrania a la
alianza y que fue elegido en marzo de 2019 con una plataforma que pedía
trabajar con Rusia para resolver la crisis en curso, cambió de rumbo a
principios de 2021 y no solo abrazó la membresía de Ucrania en la OTAN, sino
que también adoptó un enfoque de línea dura contra Moscú.
El presidente Biden, que se mudó a la Casa Blanca en enero
de 2021, llevaba mucho tiempo comprometido con la incorporación de Ucrania a la
OTAN y era un superhalcón para con Rusia. Como era de esperar, el 14 de junio
de 2021, la OTAN emitió un comunicado en su cumbre anual en Bruselas, que
decía: "Reiteramos la decisión tomada en la Cumbre de Bucarest de 2008
de que Ucrania se convertirá en miembro de la Alianza". El 1 de
septiembre de 2021, Zelenski visitó la Casa Blanca, donde Biden dejó claro que
Estados Unidos estaba "firmemente comprometido" con "las
aspiraciones euroatlánticas de Ucrania". Luego, el 10 de noviembre de
2021, el secretario de Estado, Antony Blinken, y su homólogo ucraniano, Dmytro
Kuleba, firmaron un documento importante: la "Carta de Asociación
Estratégica entre Estados Unidos y Ucrania". El objetivo de ambas
partes, según el documento, es "subrayar (...) un compromiso con la
implementación por parte de Ucrania de las reformas profundas y exhaustivas
necesarias para la plena integración en las instituciones europeas y
euroatlánticas". También reafirma explícitamente el compromiso de
Estados Unidos con la "Declaración de la Cumbre de Bucarest de 2008".
Parece haber pocas dudas de que Ucrania estaba en camino de
convertirse en miembro de la OTAN a finales de 2021. Aun así, algunos
partidarios de esta política argumentan que Moscú no debería haberse preocupado
por ese resultado, porque "la OTAN es una alianza defensiva y no
representa una amenaza para Rusia". Pero no es así como Putin y otros
líderes rusos piensan sobre la OTAN, y lo que importa es lo que ellos piensan.
En resumen, no hay duda de que Moscú veía a una Ucrania unida a la OTAN como
una amenaza existencial que no podía permitir.
SEGUNDO: un número sustancial de personas influyentes y de
gran prestigio en Occidente reconocieron antes de la guerra que la expansión de
la OTAN, especialmente en Ucrania, sería vista por los líderes rusos como una
amenaza mortal y eventualmente conduciría al desastre.
William Burns, que ahora dirige la CIA, pero que era el embajador de Estados Unidos en Moscú en el momento de la cumbre de la OTAN de abril de 2008 en Bucarest, escribió un memorándum a la entonces secretaria de Estado Condoleezza Rice que describe sucintamente el pensamiento ruso sobre la incorporación de Ucrania a la alianza. La entrada de Ucrania en la OTAN, según Burns,
"es la más radiante de todas las líneas rojas para la élite rusa (no solo para Putin). En más de dos años y medio de conversaciones con actores rusos clave, desde los burócratas más inútiles que se arrastran por los oscuros recovecos del Kremlin hasta los críticos liberales más agudos de Putin, todavía no he encontrado a nadie que vea a Ucrania en la OTAN como algo más que un desafío directo a los intereses rusos". LaOTAN sería vista... como lanzar el guante estratégico. La Rusia de hoy responderá. Las relaciones ruso-ucranianas entrarán en un profundo congelamiento... Creará un terreno fértil para la injerencia rusa en Crimea y el este de Ucrania".
Burns no fue el único responsable político occidental en
2008 que entendió que la incorporación de Ucrania a la OTAN estaba plagada de
peligros. De hecho, en la cumbre de Bucarest, tanto la canciller alemana,
Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se opusieron a
avanzar en la adhesión de Ucrania a la OTAN porque entendían que alarmaría y
enfurecería a Rusia. Merkel explicó recientemente su oposición:
"Estaba muy segura... que Putin no permitiría que eso
suceda. Desde su perspectiva, eso sería una declaración de guerra".
Para llevar esto un paso más allá, numerosos políticos y
estrategas estadounidenses se opusieron a la decisión del presidente Clinton de
expandir la OTAN durante la década de 1990, cuando se estaba debatiendo la
decisión. Esos opositores entendieron desde el principio que los líderes rusos
lo verían como una amenaza a sus intereses vitales, y que la política
eventualmente conduciría al desastre. La lista de opositores incluye a figuras
prominentes del establishment como George Kennan, tanto el secretario de
Defensa del presidente Clinton, William Perry, como su jefe del Estado Mayor
Conjunto, el general John Shalikashvili, Paul Nitze, Robert Gates, Robert
McNamara, Richard Pipes y Jack Matlock, solo por nombrar algunos.
La lógica de la posición de Putin debería tener mucho
sentido para los estadounidenses, que han estado comprometidos durante mucho
tiempo con la Doctrina Monroe, que estipula que ninguna gran potencia lejana
puede formar una alianza con un país del hemisferio occidental y ubicar allí
sus fuerzas militares. Estados Unidos interpretaría una medida de ese tipo como
una amenaza existencial y haría todo lo posible para eliminar el peligro. Por
supuesto, esto es lo que sucedió durante la Crisis de los Misiles Cubanos en
1962, cuando el presidente Kennedy dejó claro a los soviéticos que sus misiles
con ojivas nucleares tendrían que ser retirados de Cuba. Putin está
profundamente influenciado por la misma lógica. Después de todo, las grandes
potencias no quieren que las grandes potencias lejanas se muden a su patio
trasero.
TERCERO: la centralidad del profundo miedo de Rusia a que
Ucrania se una a la OTAN queda ilustrada por dos acontecimientos que han
ocurrido desde que comenzó la guerra.
Durante las negociaciones de Estambul que tuvieron lugar inmediatamente
después de que comenzara la invasión, los rusos dejaron manifiestamente en claro
que Ucrania tenía que aceptar la "neutralidad permanente" y no podía
unirse a la OTAN. Los ucranianos aceptaron la demanda de Rusia sin ninguna
resistencia seria, seguramente porque sabían que de otro modo era imposible
poner fin a la guerra. Más recientemente, el 14 de junio de 2024, Putin expuso
dos demandas que Ucrania tendría que cumplir antes de aceptar un alto el fuego
y el inicio de negociaciones para poner fin a la guerra. Una de esas demandas
era que Kiev declarara "oficialmente" que abandona sus planes de
unirse a la OTAN.
Nada de esto es sorprendente, ya que Rusia siempre ha visto
a Ucrania en la OTAN como una amenaza existencial que debe evitarse a toda
costa. Esa lógica es la fuerza motriz detrás de la guerra de Ucrania.
Por último, por la posición negociadora de Rusia en
Estambul, así como por los comentarios de Putin sobre el fin de la guerra en su
discurso del 14 de junio de 2024, es obvio que Putin no está interesado en
conquistar toda Ucrania y hacerla parte de una gran Rusia.
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